¡Wow! ¡Qué descubrimiento!. Un video en el que aparecen miembros de los movimientos simpatizantes con la guerrilla, revelado por la senadora Gina Parody, tiene al país aterrado por esta noticia.
No sé qué es lo novedoso de esto, cuando durante décadas las diversas guerrillas han tenido presencia en la universidad pública, y también en la privada aunque de manera más subterránea.
Lo sorprendente es que nos sorprendamos.
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miércoles, septiembre 10, 2008
viernes, julio 04, 2008
El chat entre 'Mono Jojoy' y 'Alfonso Cano'
Muy divertido me pareció esta rápida creación. Sea quien sea el autor, felicitaciones.
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martes, marzo 04, 2008
"¡GUERRA!" ¿Es esta la hecatombe que mencionaba Uribe?
Escribir este titular es una tentación que muchos medios podrían estar esperando. Vamos a ver si alguien lo pone primero.
Sin embargo, a pesar de la atmósfera enrarecida y caldeada, creo que hay más razones para pensar que no habrá guerra porque es absolutamente inconveniente. A ningún país le conviene una guerra en términos de pérdidas de vidas humanas y económicas. Pero al que menos le conviene es a Venezuela. Sin que Colombia sea una potencia militar si tiene una experiencia única en la guerra de guerrillas y eso sería suficiente para derrotar militarmente a las fuerzas armadas de Venezuela que en algunos renglones tiene más equipos y hasta igual número de hombres como entiendo pasa en el caso de la Fuerza Aérea.
Si Venezuela llega a cerca de 59.000 hombres en la sumatoria de todas sus fuerzas, Colombia alcanza cerca de 179.000 aproximadamente. Eso ya es una ventaja, pero la mayor, repito, es la de la experiencia de combatir por años en la selva, en el desierto, en espacios urbanos, en la sabana y en otras distintas superficies. Una amiga venezolana me decía entre chiste y chanza que los soldados venezolanos solo sabían ponerse el uniforme, lucirlo bien y saludar en los cambios de guardia en Miraflores.
Obviamente es una visión extremadamente exagerada, pero un hombre (de apellido) Carratu, ex comandante de la Guardia Nacional venezolana y hoy un reconocido analista militar, señalaba ayer en una entrevista que le hicieron en la televisión venezolana que Venezuela no tiene la oportunidad de ganar en una confrontación bélica. El periodista le ripostó "¿Está diciéndonos que no podría ganársele a Colombia?", a lo que Carratu respondió: "No podríamos ganarle ni a Haití".
A su vez, Patricia Poleo, la periodista venezolana exiliada en Miami por sus críticas duras pero argumentadas sobre el gobierno en la era Chávez, también da claros indicios de la conciencia que hay entre los militares venezolanos sobre la inconveniencia de una confrontación.
Por supuesto en Colombia eso no nos deja de quitarnos los temores. Muchos sentimos miedo y hay bastante perturbación y hasta excitación en las calles, así como lamentablemente algunos compatriotas están dispuestos a unirse a las tropas en una guerra contra Chávez, ni siquiera contra Venezuela.
El pueblo venezolano es visto en Colombia como una masa víctima de los egos y las manipulaciones de su presidente, pero como una sociedad que en cualquier momento podría rebelarse contra su mandatario. No veo odios contra los venezolanos, ni aún en los más radicales, pero en cambio veo desagrado y sensaciones que van desde el desprecio y el miedo hasta el asco por el presidente Chávez, aún en los los más moderados de mi país.
La últimas manifestaciones públicas de Chávez y de sus funcionarios han causado un efecto contrario a lo que podrían esperar Correa y Chávez. Mientras el gobernante venezolano se refiere de manera contínua a cómo el pueblo colombiano soporta al régimen tirano de Uribe, tantas demostraciones han venido fortaleciendo el sentimiento de acompañamiento al gobierno nacional. Casi todos los líderes de agrupaciones políticas han señalado que hay que rodear al Presidente. Incluso Héctor Helí Rojas, un radical y tradicional senador de la oposición, ayer también sorprendió a los medios colombianos con la misma invitación de abrigo al mandatario colombiano.
Preocupa que el nacionalismo --que es un sentimiento que debe dosificarse con moderación dados los peligros de los "ismos"-- sirva ahora de excusa para buscar soluciones mesiánicas y únicas para el futuro mediato. En otras palabras, cabe la pregunta: ¿Rodear a un presidente en un momento determinado significará firmar un cheque en blanco para la continuidad?...
Por otra parte, aunque suene descabellado, creo que el anuncio formal del inicio de la guerra por parte de Venezuela podría ser lo mejor que podría ocurrir... A Venezuela. En el momento del anuncio habría desazón en la zona de frontera y aún más allá, pero creo que esto motivaría una manifestación civil en el que el "¡Basta Chávez!" podría ser un grito unánime. Ningún venezolano cuerdo apoyaría una guerra contra sus hermanos colombianos, como aquí tampoco apoyaríamos una guerra en contra de los hermanos de Ecuador o de la misma Venezuela. Además, ¿Se puede apoyar una guerra con hambre? ¿Es justificable pelear por un gobierno cuando al menos se tiene la sospecha de que presuntamente habría entregado 300 millones de dólares a un grupo terrorista mientras en las tiendas no se puede conseguir fácilmente leche, huevos y carne (lo mínimo de la canasta familiar)?
Ya pasó con Marcos Pérez Jiménez, el dictador venezolano que le regaló el petróleo a los estadounidenses, hizo fiestas con el Erario y restringió las libertades civiles. La sociedad civil, con la convencida participación de los estudiantes, minaron la continuidad de este personaje nefasto de la historia venezolana.
Por estas razones, si Chávez es inteligente no llegaría a proponer una guerra de verdad porque en ese mismo momento se desmoronarían los cimientos de su revolución bolivariana y a los colombianos tampoco nos convendría porque sería el pretexto directo y justificado, para muchos, de una segunda reelección, de una hecatombe motora de la continuidad.
Las consecuencias del episodio de la muerte de 'Raúl Reyes' han sido sobredimensionadas de manera conveniente para los gobiernos de Ecuador y Venezuela, pero especialmente en Venezuela donde cada vez más resulta insostenible la crisis interna de desabastecimiento alimentario, inflación por las nubes, derroche de recursos petroleros, poca claridad en la política administrativa del crudo, restricción de libertades como la de expresión y un largo etcétera.
Colombia, a su vez tiene mucho que perder pues una guerra externa sería en territorio colombiano y el desgaste sería muy grande. La guerra la tendría a domicilio con enemigos adentro y por fuera, con la desventaja de no tener la misma movilidad en las fronteras que tendría una tropa conjunta (al menos en join venture) de ejército venezolano y guerrilla de las Farc.
Por eso, los pueblos de Ecuador, Venezuela y Colombia invocamos un claro No a la guerra, un no a las hostilidades militares y comerciales en los bordes de las naciones. Necesitamos urgentemente un arreglo por la vía diplomática, dado que la historia de las relaciones de los tres pueblos ha estado y debe seguir estando por encima de los Estados.
Muchos colombianos y venezolanos en la zona de frontera trabajan en un país distinto al que duermen y sin embargo la línea limítrofe es una formalidad que no supera su tradición, su cultura y su cotidianidad. A su vez, nuestras etnias Wayuu en La Guajira no distinguen fronteras y transitan por el universo de su cosmogonía y son tan venezolanos como colombianos. Aprendamos de ellos y rechacemos los conatos de guerra.
Sin embargo, a pesar de la atmósfera enrarecida y caldeada, creo que hay más razones para pensar que no habrá guerra porque es absolutamente inconveniente. A ningún país le conviene una guerra en términos de pérdidas de vidas humanas y económicas. Pero al que menos le conviene es a Venezuela. Sin que Colombia sea una potencia militar si tiene una experiencia única en la guerra de guerrillas y eso sería suficiente para derrotar militarmente a las fuerzas armadas de Venezuela que en algunos renglones tiene más equipos y hasta igual número de hombres como entiendo pasa en el caso de la Fuerza Aérea.
Si Venezuela llega a cerca de 59.000 hombres en la sumatoria de todas sus fuerzas, Colombia alcanza cerca de 179.000 aproximadamente. Eso ya es una ventaja, pero la mayor, repito, es la de la experiencia de combatir por años en la selva, en el desierto, en espacios urbanos, en la sabana y en otras distintas superficies. Una amiga venezolana me decía entre chiste y chanza que los soldados venezolanos solo sabían ponerse el uniforme, lucirlo bien y saludar en los cambios de guardia en Miraflores.
Obviamente es una visión extremadamente exagerada, pero un hombre (de apellido) Carratu, ex comandante de la Guardia Nacional venezolana y hoy un reconocido analista militar, señalaba ayer en una entrevista que le hicieron en la televisión venezolana que Venezuela no tiene la oportunidad de ganar en una confrontación bélica. El periodista le ripostó "¿Está diciéndonos que no podría ganársele a Colombia?", a lo que Carratu respondió: "No podríamos ganarle ni a Haití".
A su vez, Patricia Poleo, la periodista venezolana exiliada en Miami por sus críticas duras pero argumentadas sobre el gobierno en la era Chávez, también da claros indicios de la conciencia que hay entre los militares venezolanos sobre la inconveniencia de una confrontación.
Por supuesto en Colombia eso no nos deja de quitarnos los temores. Muchos sentimos miedo y hay bastante perturbación y hasta excitación en las calles, así como lamentablemente algunos compatriotas están dispuestos a unirse a las tropas en una guerra contra Chávez, ni siquiera contra Venezuela.
El pueblo venezolano es visto en Colombia como una masa víctima de los egos y las manipulaciones de su presidente, pero como una sociedad que en cualquier momento podría rebelarse contra su mandatario. No veo odios contra los venezolanos, ni aún en los más radicales, pero en cambio veo desagrado y sensaciones que van desde el desprecio y el miedo hasta el asco por el presidente Chávez, aún en los los más moderados de mi país.
La últimas manifestaciones públicas de Chávez y de sus funcionarios han causado un efecto contrario a lo que podrían esperar Correa y Chávez. Mientras el gobernante venezolano se refiere de manera contínua a cómo el pueblo colombiano soporta al régimen tirano de Uribe, tantas demostraciones han venido fortaleciendo el sentimiento de acompañamiento al gobierno nacional. Casi todos los líderes de agrupaciones políticas han señalado que hay que rodear al Presidente. Incluso Héctor Helí Rojas, un radical y tradicional senador de la oposición, ayer también sorprendió a los medios colombianos con la misma invitación de abrigo al mandatario colombiano.
Preocupa que el nacionalismo --que es un sentimiento que debe dosificarse con moderación dados los peligros de los "ismos"-- sirva ahora de excusa para buscar soluciones mesiánicas y únicas para el futuro mediato. En otras palabras, cabe la pregunta: ¿Rodear a un presidente en un momento determinado significará firmar un cheque en blanco para la continuidad?...
Por otra parte, aunque suene descabellado, creo que el anuncio formal del inicio de la guerra por parte de Venezuela podría ser lo mejor que podría ocurrir... A Venezuela. En el momento del anuncio habría desazón en la zona de frontera y aún más allá, pero creo que esto motivaría una manifestación civil en el que el "¡Basta Chávez!" podría ser un grito unánime. Ningún venezolano cuerdo apoyaría una guerra contra sus hermanos colombianos, como aquí tampoco apoyaríamos una guerra en contra de los hermanos de Ecuador o de la misma Venezuela. Además, ¿Se puede apoyar una guerra con hambre? ¿Es justificable pelear por un gobierno cuando al menos se tiene la sospecha de que presuntamente habría entregado 300 millones de dólares a un grupo terrorista mientras en las tiendas no se puede conseguir fácilmente leche, huevos y carne (lo mínimo de la canasta familiar)?
Ya pasó con Marcos Pérez Jiménez, el dictador venezolano que le regaló el petróleo a los estadounidenses, hizo fiestas con el Erario y restringió las libertades civiles. La sociedad civil, con la convencida participación de los estudiantes, minaron la continuidad de este personaje nefasto de la historia venezolana.
Por estas razones, si Chávez es inteligente no llegaría a proponer una guerra de verdad porque en ese mismo momento se desmoronarían los cimientos de su revolución bolivariana y a los colombianos tampoco nos convendría porque sería el pretexto directo y justificado, para muchos, de una segunda reelección, de una hecatombe motora de la continuidad.
Las consecuencias del episodio de la muerte de 'Raúl Reyes' han sido sobredimensionadas de manera conveniente para los gobiernos de Ecuador y Venezuela, pero especialmente en Venezuela donde cada vez más resulta insostenible la crisis interna de desabastecimiento alimentario, inflación por las nubes, derroche de recursos petroleros, poca claridad en la política administrativa del crudo, restricción de libertades como la de expresión y un largo etcétera.
Colombia, a su vez tiene mucho que perder pues una guerra externa sería en territorio colombiano y el desgaste sería muy grande. La guerra la tendría a domicilio con enemigos adentro y por fuera, con la desventaja de no tener la misma movilidad en las fronteras que tendría una tropa conjunta (al menos en join venture) de ejército venezolano y guerrilla de las Farc.
Por eso, los pueblos de Ecuador, Venezuela y Colombia invocamos un claro No a la guerra, un no a las hostilidades militares y comerciales en los bordes de las naciones. Necesitamos urgentemente un arreglo por la vía diplomática, dado que la historia de las relaciones de los tres pueblos ha estado y debe seguir estando por encima de los Estados.
Muchos colombianos y venezolanos en la zona de frontera trabajan en un país distinto al que duermen y sin embargo la línea limítrofe es una formalidad que no supera su tradición, su cultura y su cotidianidad. A su vez, nuestras etnias Wayuu en La Guajira no distinguen fronteras y transitan por el universo de su cosmogonía y son tan venezolanos como colombianos. Aprendamos de ellos y rechacemos los conatos de guerra.
domingo, marzo 02, 2008
Crisis diplomática con Ecuador y Venezuela
Lo que ha vivido este fin de semana el gobierno de Colombia ha pasado por una montaña rusa. El sábado amaneció con la 'felicidad' de la muerte de 'Raúl Reyes' y en la tarde del domingo ya tenía cerradas dos embajadas de países vecinos.
Venezuela pidió hacia las 3 de la tarde, aproximadamente, que la Embajada en Bogotá cerrara sus puertas y sus funcionarios se devolvieran y por la noche, el presidente Correa de Ecuador, tomó la misma medida con su representación en Colombia.
El tono de guerra está más prendido que nunca en las fronteras colombianas.
Algunas cosas para tener en cuenta:
Venezuela pidió hacia las 3 de la tarde, aproximadamente, que la Embajada en Bogotá cerrara sus puertas y sus funcionarios se devolvieran y por la noche, el presidente Correa de Ecuador, tomó la misma medida con su representación en Colombia.
El tono de guerra está más prendido que nunca en las fronteras colombianas.
Algunas cosas para tener en cuenta:
- El gobierno colombiano ha debido avisar al gobierno de Ecuador en el mismo momento en que realizaba la operación, si no antes cuando sabía que ya lo tenía ubicado en las selvas limítrofes. Esto ha causado la ira de Correa y ha servido de pretexto guerrerista a Chávez
- El campamento no era temporal como ha querido insistir Correa. El video que hay muestra unas instalaciones aparentemente permanentes con construcción de ladrillo
- Sí hubo combate y fue en territorio ecuatoriano. Ninguna bala da en el blanco a media noche en territorio plano con vegetación espesa a una distancia de 1.800 metros
- Hay que ver qué información tienen los tres computadores que hallaron en poder de Raúl Reyes. Habría información que supuestamente compromete a Rafael Correa ¿Habría algo similar con Chávez?
- Sorprende que a Correa no le moleste que las Farc hayan entrado a su territorio ni que tengan campamentos permanentes allá, solo que el Ejército colombiano si haya ingresado
jueves, junio 28, 2007
¿Hasta cuándo?
¿Hasta cuándo los secuestrados van a seguir en medio de las incertidumbres que cultivan el Gobierno y la guerrilla? ¿Hasta cuándo seguir creyendo en la hipocresía? ¿Hasta cuándo creer que Gobierno y guerrilla hablan en la misma frecuencia? ¿Llegaremos a un sincero acuerdo humanitario?
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