jueves, febrero 14, 2008

Carta de Miguelito a Mafalda

Muy a propósito de lo que vivimos, de lo que sentimos por esta época, va esta carta que me envió Juli, una querida amiga argentina.
Querida Mafalda:

En este día tan especial me acordé de tu cumpleaños... ¡Cómo pasa el tiempo! Nacimos en el corazón de un país que soñaba. ¡Cuántas utopías! ¡Cuántos deseos de crecer, de mejorar las cosas!

Nos tocó convivir con un tiempo de hombres creativos: Luther King, Che Guevara, Juan XXIII, John Kennedy; nos trasmitieron el sentido de la justicia, el valor de los sentimientos, la maravillosa aventura de pensar con la propia cabeza...

Ayer me preguntaba por nuestra amiga Libertad, aquella pequeñita que un día encontraste en una playa, no me acuerdo si era Santa Teresita o Mar del Tuyú, me acuerdo todavía cuando la
presentaste a tus padres... Era vivaracha y quemadita por el sol de febrero. ¿Dónde vive Libertad? ¿Es verdad que la mataron durante la dictadura? Dicen que la torturaron y su cuerpo desapareció en el Río de la Plata....

Me cuesta pensar que se murieron sus sueños. ¿Y si vive? ¿Estará filosofando sobre la fragilidad de las cosas y el sentido de la vida? ¿Que fue de Susanita? ¿Se casó? ¿Pudo realizar su vocación de ser madre? La imagino viviendo en alguna ciudad de provincia, paseando del brazo del marido (un hombre bajo y calvo) en una tarde de verano, contenta con sus hijos y cuidando el primer nieto, realizada como tantas comunes mujeres...

Supe de Manolito, que perdió sus ahorros durante el corralito y no soportó tanta crisis. Los últimos días lo vieron cabizbajo, murmurando palabras incoherentes, abandonado como un mendigo en una estación de trenes, triste y abatido como tantos...

Sé que Felipe vive en La Habana, que probó con el cine, que tiene un taxi y que habla a los turistas de Fidel y de la revolución con el mismo entusiasmo de cuando vivía en Buenos Aires...
A Guille, tu hermano, lo escuché tocar, hace poco, en la Scala de Milano. Vive en Ginebra, nunca se arrepiente de haber emigrado en los últimos años de Alfonsín, me contó que es feliz con su nueva pareja...

Y vos, querida amiga, ¿como estás? Hace tanto tiempo que no tengo noticias tuyas. Sé, por otros, que seguís escuchando la radio, que leés los diarios del mundo, que te duele el Irak como te dolía Vietnam, sé que trabajas para la FAO por los pueblos del hambre, que estás indignada por la prepotencia de Bush. Me llegó tu pedido para juntar medicinas para los Médicos sin Fronteras, sé que siguen las reuniones en tu casa de París, que estás confundida, inquieta y preocupada por el futuro del mundo...

En fin, Mafalda, sé lo suficiente como para saber que seguís viva, viva en el alma, niña como siempre... De parte mía sigo escribiendo siempre, renegando porque me falta tiempo; creyendo, como siempre, en el valor de la sinceridad, perdiendo oportunidades por manifestar mis ideas. Algunos días estoy triste y deprimido, pero puede siempre más la alegría que la tristeza...

El mundo no mejoró mucho desde la época en que vivíamos juntos en nuestra patria. A veces, cuando miro el globo terráqueo, encuentro tu mirada, pienso en todos aquellos que lo miran como vos, en los ojos de los que protestan, de los que no se conforman, y de los que viven en la atmósfera del optimismo y de la justicia..

Esos ojos, junto a los míos, te desean un buen día, querida amiga, por otros cuarenta años tan intensos y jóvenes como los que has vivido.

Un beso grande de tu amigo que te quiere como siempre.

Miguelito.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

que nostalgia tan sentida y a la vez que hermoso ver como pasa el tiempo y como nos va dejando las huellas de un pasado que sigue vivo en el presente.
Miguelito es un hermoso!!!

Anónimo dijo...

Hola Caminante77: Así es. El tiempo pasa y nos vamos volviendo viejos, decía una letra de Pablo Milanés. Creo que la carta es muy sentida y eso es lo que nos conmueve, un sentimiento que deberíamos permitirnos más a menudo. Un abrazo.

Catalina Prieto dijo...

Melancolía no es tristeza; es la certeza de que el olvido aun no habita mi memoria.
Que refrescante es cuando los viejos amigos escriben. Tenía 8 años cuando mami compró la colección completa de los libritos de Mafalda en la Droguería Nueva York que quedaba en el primer piso del edificio donde vivíamos en Cartagena. Ella los mantenía en su mesita de noche junto a la cama. Me fascinaba llegar a ese rinconcito y con expresión ceñuda, tomar la seria decisión de cual leer esa noche arrunchada al regazo de mami. En aquel momento con la autonomía de mi mente y alma de niña, la sátira política y social de Quino era transparente a mis ojos. Lo que en aquel momento podía ver era la deliciosa libertad de barrio que vivían Mafalda y su combo, y la complicidad de una gran amistad sin importar cuan diferentes fueran unos de otros.
Hoy tengo 30 años, los libritos ahora habitan la mesita de noche junto a mi cama en un diminuto pueblo de la costa este de Estados Unidos. Con jovialidad infantil, simplemente estiro mi mano y tomo el primer librito que encuentre, para entonces arruncharme a leerlo al regazo de mi esposo. La sátira política y social ya no es transparente a mis ojos, pero ahora vivo con la deliciosa libertad de barrio y la complicidad de una gran amistad sin importar cuan diferentes somos.

Catalina
rebuscandoelalfabeto.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Hola Catalina: Qué linda historia la que nos regalas. Yo tengo melancolía porque mis hijos no pueden tener la vida de barrio que tuve por razones de seguridad; sin embargo están creciendo con todo lo que más podemos y nos sobra regazo para compartir. Un abrazo.

Juan Carlos Noguera Medina dijo...

Gracias por escribirnos ese comentario, nada es imposible solamente una mente incapaz, asi que nosotros esperamos que nuestro blog sea uno de los mejores, de nuevo gracias, espero que sigamos en comunicación.
atentamente,
El grupo ninho